Hay ropa, que aunque regalemos mucha a la beneficencia, realmente yo no me pondría, ni tampoco pondría a mis hijos si me la regalaran. Bien porque estén un poco rotas, bien porque estén manchadas, no soy capaz de entregar esa ropa para otras personas.
Pero los niños crecen y siempre hay cosas que inevitablemente tienen que dejar de usar.
La que está más o menos bien, va para otros.
La que no, puedo reutilizarla en casa como trapos para limpieza, o como en este caso: unas camisetas que no utilizaba mi hijo porque tenían manchas feísimas por delante y por la parte de atrás estaban mas o menos en condiciones, y las reciclé, para hacer unas pulseras.
Le añadí unas cuentas de bronce y de arcilla polimérica, y quedan muy divertidas y fáciles de ajustar.
Besitos Dulces.
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