
Tenía que buscarles una segunda vida, así que me dispuse a inventar.
Con un cutter hice un picadillo con algunas de ellas que combinaban, en la misma tonalidad y con arcilla blanca cruda formé unas bolas. Me puse en la palma de la mano el picadillo y la bola de arcilla y fuí envolviéndolas, haciendo presión para que se incrustaran en la bola blanca. Hice la perforación para ensartarlas en un bastón o en hilo de acero. Luego, se fueron al horno y éste es el resultado.
No se puede lijar, que es lo que más lata me da a mí, porque si lo haces, arrastras las piezas de color. Puedes darle un acabado con barniz, pero a mí me gustan así, con la textura natural de la arcilla.
Besitos Dulces.